Lo Que Hace Este Sistema Revolucionario

Tan Único Es Que Te Da El Poder de... Curar el Acúfeno en forma permanente. Es un hecho - el 95% de las personas que utilizan los tratamientos convencionales, como medicamentos, habituación o cirugías pueden disminuir el volumen del zumbido en los oídos temporalmente, pero a menudo la mayoría termina peor que cuando comenzaron. Ahora usted puede aprender cómo formar parte del exitoso grupo del 5% que logra deshacerse para siempre del acúfeno. Cure el Acúfeno holísticamente. Es un hecho – curarse del Acúfeno nunca se puede lograr enfrentando solo uno de los muchos factores que generan el Acúfeno. Si alguna vez ha tratado de curar su Acúfeno usando un tratamiento que se concentra en solo un lado del trastorno como fármacos, suplementos de hierbas o incluso dietas de desintoxicación y ha fracasado probablemente es debido a que abordó sólo un aspecto de la enfermedad. Este sistema no sólo le enseñará la única manera de prevenir la formación del acúfeno, usted también aprenderá la única manera de curar el Acúfeno para siempre – el método holístico. Cure el Acúfeno sin fármacos ni tratamientos típicos para el acúfeno. Los fármacos, y las cirugías riesgosas para tratar el acúfeno a veces trabajan de una manera parcial y temporal (en función del tipo y la gravedad de su acúfeno) pero los efectos secundarios son desagradables. Los escasos pacientes de acúfeno que han aprendido a tratar sus Acúfenos desde dentro y sin usar fármacos o medicamentos de venta libre son los únicos en el mundo que se mantienen libres del Acúfeno en forma permanente. Ahora usted puede aprender estos secretos para curar el Acúfeno de un especialista en nutrición y un ex paciente que sabe a través de la experiencia directa exactamente cómo se hace. Mi Larga y Frustrante Batalla Contra el Acúfeno Yo tenía 29 años, y vivía la vida al máximo. Mis días eran ajetreados. Tenía responsabilidades en el trabajo, y volvía a casa para lidiar con las tareas de los niños; corriendo ellos de una actividad a otra; y encontrando tiempo de calidad para dedicar a mi esposa y a todos los otros asuntos de los que deben ocuparse las familias modernas. La tensión iba en aumento, pero aún así, me mantenía controlado. Desafortunadamente, eso estaba por cambiar. Una tarde después del trabajo me dirigí a un restaurante con unos amigos para disfrutar de un poco de descanso y esparcimiento muy necesario. Después de pasar tres horas en el bullicioso restaurante, sentado junto al pianista, me dolía la cabeza mientras el ensordecedor ruido de la noche continuaba retumbando en mi cabeza durante horas. A la mañana siguiente me sorprendió notar que aún tenía un zumbido ligero en mis oídos. Sin darle mucha importancia, me dirigí a la oficina donde iba a tener otro día completamente ajetreado. No tenía ni la más remota idea de que mi vida estaba a punto de tomar un giro inesperado. A los pocos días, ese zumbido se convirtió en un zumbido perceptible, y periódicamente era seguido por fuertes porrazos. En poco tiempo, el ruido que comenzó como una ligera molestia empezaba a afectar mis nervios. Sentía que la cabeza me iba a explotar. Intenté de todo, pero no pude hacer que desaparezca ese ruido que perforaba mis oídos - de día o de noche estaba allí, y estaba empezando a “pasar la factura”. Una visita a mi médico de cabecera no sirvió de nada. El pensó que tal vez era sólo una migraña provocada por el estrés. Traté de relajarme más, y eso ayudó (un poco), pero aún así no podía deshacerme de ese constante zumbido en mis oídos. Varias semanas más tarde y después de varias visitas, el empezó a sospechar que algo estaba realmente mal, e inició una serie de pruebas para descartar algo serio. Después de someterme a lo que parecía una interminable serie de pruebas, finalmente tuvimos un diagnóstico: Acúfeno. "¡Menos mal!", pensé. “Ahora podemos solucionarlo.” No pasó mucho tiempo antes de que mi alivio se convirtiera en pánico cuando el doctor explicó que no existe una cura, ni tampoco muchos tratamientos para este trastorno. Simplemente tendría que aprender a vivir con ello como los miles de los otros enfermos que existen en el mundo. “¡Vivir con este constante martilleo en mi cabeza!” pensé. “¿Cómo demonios voy a hacer eso?”

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